No clasificar a la liguilla significará su adiós automático de la banca azul. El DT advirtió que ante Cobreloa estarán "sólo los que quieren jugar".
Si algo de crédito le quedaba a Marco Antonio Figueroa ante los ojos de los dirigentes de Azul Azul, definitivamente éste quedó en su fase más crítica el último sábado en Santa Laura. La pobre presentación de Universidad de Chile ante Universidad de Concepción, que rescató un empate con nueve hombres, sumada a la que hizo el equipo la fecha anterior por Huachipato, no sólo pusieron en peligro la continuidad del “Fantasma”, sino lo que es más grave, dejaron en grave riesgo la posibilidad de ir a la liguilla.
Se sabe que la “U” necesita el dinero que ingresa por las competencias internacionales. En ese sentido, no clasificar al cuadrangular supondría una grave sangría para el presupuesto 2014, ya que se esfumaría la última chance para llegar a la Copa Libertadores.
En la concesionaria saben que no clasificar al certamen continental disminuiría drásticamente el monto para refuerzos. Y ya se sabe, este plantel necesita urgente una renovación, sobre todo en cuanto a los extranjeros, muchos de ellos hoy sentados en la tribuna por bajo rendimiento.
Por ello, los dirigentes están atentos a lo que sucederá el fin de semana en Antofagasta, donde la “U” visitará a Cobreloa. El equipo precisa de un empate para asegurar su paso a la liguilla, ya que aun cuando dos equipos lo podría igualar en puntaje, tiene mejor diferencia de gol que todos aquellos que están peleando un cupo. Incluso perdiendo puede clasificar, siempre y cuando no ganen dos de las tres escuadras que le escoltan en la tabla.
Pese a que las matemáticas están del lado de la “U”, el rendimiento no da para sacar cálculos positivos. Por ello, entre los directivos ya empezaron las conversaciones para saber qué camino tomar si es que no clasifican al cuadrangular.
Figueroa tiene contrato hasta el término del primer campeonato de 2014. No obstante, en la concesionaria asumen que si no se ingresa a la liguilla presentará su renuncia, tal como prometió en su presentación, cuando dijo que si no cumplía con ninguno de los objetivos que se había planteado, iba a salir por donde mismo había llegado.
De todos modos, el DT quiere dar pelea hasta el final y no darles el gusto a sus detractores. Desde ya, tendría pensado adelantar el regreso de Charles Aránguiz, a quien pretendía cuidarlo hasta la liguilla. Pero como está el riesgo latente de no jugarla, no le queda otro camino que reincorporar a su buque insignia.
“Uno tiene que trabajar con los que quieran jugar, el que quiere estará entre los 18. El que no, no lo hará”, advirtió el sábado el DT, en un claro mensaje al plantel.
Así está la “U”, convulsionada dentro y fuera de la cancha. Con un equipo que no levanta y con un DT que podría dirigir su último partido en el club este domingo.
(Fuente: La Tercera)
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